Por qué cruje la rodilla y cuándo preocuparse

¿Alguna vez has notado un crujido en la rodilla al agacharte, subir escaleras o estirarte? Es una sensación muy común que genera dudas: ¿es normal? ¿Debo preocuparme si mi rodilla cruje con frecuencia? En este artículo vamos a explicarte por qué ocurre, cuándo debes prestar atención y qué puedes hacer para aliviarlo o prevenirlo.
Escuchar un pequeño chasquido en la rodilla no siempre significa que algo vaya mal. De hecho, muchas veces se trata de un fenómeno totalmente inofensivo. Aun así, conviene conocer las posibles causas del crujido en la rodilla y saber en qué casos conviene acudir a un especialista.
¿Es normal que la rodilla cruja?
Sí, en muchas ocasiones es normal que la rodilla cruja y no representa ningún problema de salud. Estos ruidos articulares, también llamados crepitaciones, pueden producirse sin que exista dolor o lesión. Son muy habituales al levantarse, agacharse, estirar la pierna o incluso al caminar después de un rato sentados.
Estos crujidos o chasquidos se deben, en la mayoría de los casos, a movimientos naturales dentro de la articulación. El sonido puede ser más notorio en ciertas personas, sobre todo si tienen menos masa muscular o si realizan movimientos repetitivos a lo largo del día. El problema surge cuando estos ruidos van acompañados de síntomas como dolor, inflamación o inestabilidad.
Causas comunes de los crujidos en la rodilla
Escuchar un crujido en la rodilla puede resultar desconcertante, pero en muchos casos no indica un problema grave. Existen diversas causas detrás de estos sonidos articulares, desde procesos totalmente normales hasta condiciones que requieren atención médica. A continuación, repasamos las más frecuentes.
Movimiento de gases en la articulación (cavitación articular)
Una de las causas más frecuentes y benignas del crujido en la rodilla es la cavitación articular. Este fenómeno ocurre cuando se forman y colapsan pequeñas burbujas de gas dentro del líquido sinovial, que lubrica la articulación. El sonido es similar al que ocurre al crujirse los dedos y no se asocia a ninguna lesión.
Este tipo de crujido suele ser indoloro, aparece de forma esporádica y no requiere tratamiento. Suele notarse más en personas jóvenes, con articulaciones sanas y flexibles.
Fricción de tendones o ligamentos
Otra causa del crujido en la rodilla es la fricción de tejidos blandos como tendones o ligamentos que se deslizan sobre estructuras óseas durante el movimiento. Este tipo de chasquido puede aparecer, por ejemplo, al hacer sentadillas, subir escaleras o practicar ciertos deportes.
Aunque no siempre es un signo de lesión, si este tipo de fricción es muy repetitiva o genera molestias, puede derivar en sobrecargas o desequilibrios musculares. En estos casos, conviene realizar una valoración biomecánica y adaptar la actividad física.
Desgaste del cartílago (condromalacia o artrosis inicial)
Cuando el cartílago que recubre los huesos de la articulación comienza a desgastarse, también puede aparecer un crujido más constante o áspero. Este desgaste puede deberse a condromalacia rotuliana (cuando afecta al cartílago de la rótula) o a una artrosis de rodilla en fases iniciales.
En estos casos, el crujido suele ir acompañado de molestias al subir y bajar escaleras, al ponerse en cuclillas o tras estar mucho tiempo de pie. Si no se trata, el desgaste puede progresar, por lo que es importante detectarlo a tiempo.
Lesiones previas o inestabilidad articular
Una rodilla que cruje también puede deberse a lesiones previas como un esguince mal curado o a cierta inestabilidad articular. En estos casos, el sonido puede deberse a una mala alineación de las estructuras internas o a un movimiento anómalo de la rótula o del menisco.
El crujido tras un esguince de rodilla, sobre todo si va acompañado de sensación de fallo o inseguridad, debe ser evaluado por un especialista, ya que puede indicar la necesidad de rehabilitación o corrección del gesto.
¿Cuándo debo preocuparme por el crujido de rodilla?
No todos los crujidos son iguales. Aunque muchos son inofensivos, existen ciertos signos de alarma que indican que algo no va bien. ¿Cuándo preocuparse por un crujido de rodilla?
Si el crujido va acompañado de dolor
El dolor es siempre una señal de que algo no está funcionando correctamente. Si cada vez que cruje la rodilla sientes molestias, especialmente al moverte, puede estar relacionado con una inflamación, lesión de cartílago o sobrecarga muscular.
Si aparece hinchazón o bloqueo
Una rodilla que cruje, se hincha o presenta sensación de bloqueo (dificultad para extender o doblar por completo la pierna) puede estar afectada por un problema mecánico, como una rotura meniscal o una sinovitis, que es la inflamación de la membrana que recubre la articulación y produce el líquido que facilita el movimiento. Es importante no ignorar estos síntomas.
Si sientes que la rodilla “falla” o cede
La inestabilidad en la rodilla también es un motivo para consultar. Si notas que se “va”, “falla” o cede al caminar, especialmente si el crujido se repite, podría haber una debilidad muscular o una lesión en los ligamentos que conviene tratar cuanto antes.
¿Qué pruebas pueden hacerse para estudiar el crujido?
Cuando el especialista sospecha que el crujido tiene un origen patológico, puede solicitar distintas pruebas para el dolor de rodilla, tanto físicas como de imagen. Estas pruebas permiten evaluar la estructura de la articulación, detectar lesiones o alteraciones en los tejidos y confirmar o descartar un diagnóstico preciso.
Exploración física por parte del especialista
La valoración médica incluye la exploración de movilidad, estabilidad, puntos de dolor y alineación articular. El especialista puede detectar alteraciones como condromalacia, tendinitis o inestabilidad rotuliana.
Pruebas de imagen: radiografía, ecografía o resonancia
- La radiografía permite visualizar el estado de los huesos y detectar signos de artrosis o mala alineación.
- La ecografía es útil para valorar tendones, ligamentos y bolsas sinoviales.
- La resonancia de rodilla es la prueba más completa y permite analizar con detalle el cartílago, los meniscos y estructuras internas. Se suele indicar si hay sospecha de lesión compleja o cuando el dolor persiste sin causa aparente.
¿Hay tratamiento para el crujido de rodilla?
El tratamiento del crujido de rodilla depende de su causa. En muchos casos, no requiere intervención médica, pero sí conviene actuar para evitar que el problema se agrave.
Ejercicios de fortalecimiento y estiramiento
Una de las mejores formas de quitar el crujido de rodilla es fortalecer los músculos que rodean la articulación. Esto mejora la estabilidad y evita que estructuras como la rótula se desplacen o rocen.
El estiramiento también es fundamental para aliviar tensiones y favorecer la movilidad. Un fisioterapeuta puede diseñar un programa personalizado que combine ejercicios funcionales de bajo impacto con rutinas de movilidad articular adaptadas a tu situación.
Fisioterapia especializada
La fisioterapia ayuda a corregir desequilibrios musculares, mejorar el alineamiento rotuliano y reeducar el movimiento. También puede incluir técnicas manuales, punción seca o vendajes neuromusculares según el caso.
Tratamientos médicos en casos de lesión o artrosis
Cuando hay una lesión específica o una artrosis avanzada, puede ser necesario recurrir a otros tratamientos:
- Infiltraciones de ácido hialurónico o corticoides.
- Suplementos condroprotectores.
- Cirugía artroscópica en lesiones meniscales o ligamentarias.
- Prótesis parcial o total en casos de artrosis grave.
Consejos para cuidar tus rodillas y evitar molestias
Más allá del tratamiento, hay varios hábitos que puedes incorporar para cuidar tus rodillas en el día a día.
Mantener un peso saludable, fortalecer la musculatura que rodea la articulación y evitar movimientos bruscos o sobrecargas son claves para prevenir molestias y proteger la salud de tus rodillas a largo plazo.
Evita el sobrepeso y el sedentarismo
El exceso de peso ejerce presión adicional sobre las articulaciones, especialmente la rodilla.
Adoptar un estilo de vida activo y mantenerte en movimiento de forma regular ayuda a prevenir el desgaste articular y el dolor.
Calienta antes de hacer ejercicio
Un buen calentamiento activa la musculatura y prepara las articulaciones. Así reduces el riesgo de lesiones y minimizas la fricción que puede causar crujidos.
Dedicar al menos 5-10 minutos a movilizar y activar las piernas puede marcar la diferencia en tu rendimiento y salud articular.
Escoge bien el calzado
El uso de calzado adecuado, con buena amortiguación y sujeción, es fundamental para cuidar la biomecánica y evitar una mala pisada que afecte a la rodilla.
Reemplazar las zapatillas desgastadas a tiempo también es clave para prevenir molestias articulares.
Fortalece los músculos que rodean la rodilla
Trabajar la fuerza de cuádriceps, glúteos e isquiotibiales mejora la estabilidad y evita que la rótula se desplace o roce al moverse, reduciendo el crujido y el dolor.
Incluir ejercicios funcionales y de bajo impacto como sentadillas controladas o puentes de glúteo puede ayudarte a fortalecer sin sobrecargar.
En resumen, no todos los crujidos en la rodilla son motivo de preocupación. En muchas personas, son parte normal del movimiento articular. Sin embargo, si el crujido va acompañado de dolor, hinchazón, bloqueo o sensación de inestabilidad, es importante acudir a un profesional para identificar la causa y tratarla a tiempo.
¿Tienes dudas sobre tu caso o te gustaría que te orientemos? En Artrocare estamos aquí para ayudarte a cuidar de tus rodillas con un enfoque personalizado y profesional.
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