Conoce mejor las diferentes fases de la rehabilitación

Las diferentes fases de la rehabilitación juegan un papel fundamental para restaurar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida de las personas. 

Lesiones, traumatismos, enfermedades crónicas… se aplica a diversos contextos, desde el deportivo hasta el postoperatorio, y en todos los casos se promueve una rehabilitación efectiva y duradera, llevada a cabo siempre por un profesional.

Con tal de conseguirla, esta se compone de diferentes etapas con objetivos específicos, abordando distintos procesos de curación. Entendiendo estos procesos, paciente y profesional pueden trabajar de manera eficaz para alcanzar los mejores resultados.

En este artículo te guiaremos a través de estas fases de la rehabilitación, aclararemos conceptos erróneos relacionados y te ayudaremos a conocer las terapias y técnicas más comunes de cada fase.

 

fases de la rehabilitación

 

Fases durante la rehabilitación

Fase Inicial (Aguda)

La primera fase es la conocida como fase aguda o inicial, una de las más cruciales durante la rehabilitación. Durante esta etapa, el profesional se focaliza principalmente en el control del dolor del paciente, y trabaja para reducir la inflamación y proteger la lesión. De esta forma, se asegura de facilitar su curación, además de ir preparando el terreno para las fases posteriores del tratamiento.

En esta fase de la rehabilitación es vital observar el nivel de dolor del paciente, así como valorar la movilidad y funcionalidad que provoca la lesión. Durante la fase inicial es habitual que se apliquen técnicas de terapia manual, analgésicos u otros antiinflamatorios, además de usar modalidades de electroterapia como la estimulación eléctrica transcutánea (TENS).

Para reducir la inflamación de la lesión, se suelen emplear terapias de frío o calor (según cada caso) para conseguir su disminución. Las compresas de hielo o las bolsas de gel nos ayudan a disminuir el flujo sanguíneo y, como consecuencia, reducir la hinchazón. Por otro lado, las compresas tibias o los baños calientes mejoran la circulación sanguínea y nos ayudan a promover la relajación muscular.

Veamos algunos ejemplos prácticos para ilustrar mejor los diferentes tratamientos que podemos aplicar en esta fase:

  • Esguince de tobillo: en esta lesión se recomienda aplicación de hielo para reducir su hinchazón y dolor. También se pueden usar técnicas de movilización suave para mantener la movilidad articular, así cómo ejercicios de fortalecimiento para mantener la funcionalidad muscular.
  • Fractura ósea: en este caso, el tratamiento se enfoca en la inmovilización y la protección de la lesión. El uso de férulas u otros objetivos ortopédicos nos ayudan a mantener el hueso en posición, sin evitar movimientos que puedan agravar la fractura.

El objetivo de esta fase, y que permitirá pasar a la siguiente, será trabajar correctamente la inflamación y protección de la zona para prepararla para mejorar su movilidad durante la fase subaguda.

 

Fase Subaguda

Esta etapa se centra en la recuperación de la movilidad y la restauración de la función muscular y articular. El profesional enfocará las sesiones en ejercicios terapéuticos que ayuden a fortalecer los músculos, mejorar la estabilidad de la zona afectada y aumentar su resistencia.

Algunos de los ejercicios que más se proponen incluyen bandas elásticas, pesas u objetos o máquinas de resistencia que ejercen una carga gradual y controlada para los músculos. Esto permitirá encontrar la adaptación muscular y contribuir a la recuperación de la fuerza perdida.

Otro tipo de ejercicios son las técnicas de estiramiento y movilización articular. Gracias a estos ejercicios se permite enfocar las sesiones a mejorar (o recuperar) la amplitud de movimiento de las articulaciones afectadas. Estas técnicas ayudan a aumentar la flexibilidad, reducir la rigidez y mejorar la funcionalidad de las articulaciones.

Si usamos un ejemplo práctico, como una lesión de hombro, los ejercicios de la fase subaguda pueden incluir movimientos suaves, movilizando suavemente el hombro con la ayuda de un terapeuta o mediante ejercicios autónomos controlados.

Además de ejercicios terapéuticos, esta fase de la rehabilitación también puede complementarse con otras técnicas como la terapia manual, la crioterapia o la electroterapia. Estas técnicas nos permiten seguir reduciendo la inflamación, aliviando el dolor y mejorando la circulación del área afectada.

Cabe destacar que esta fase es la que más duración puede llegar a tener, en la que el papel del profesional es clave, ya que se encargará de diseñar el plan de rehabilitación del paciente, ajustado a cada caso específico.

 

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Fase Avanzada

La fase avanzada se caracteriza por centrarse en la total restauración de la fuerza, resistencia y función completa del área afectada del paciente. Su principal objetivo es recuperar la capacidad física perdida durante los meses de la lesión para que la persona pueda volver a realizar actividades diarias o ejercicio de forma segura.

La dificultad de los ejercicios de esta etapa es mayor, ya que se enfocan en la recuperación del movimiento y la masa muscular perdida. En esta fase de la rehabilitación es posible incluir ejercicios como el levantamiento de pesas, entrenamientos funcionales y otras actividades específicas relacionadas con el deporte.

Si cogemos de ejemplo una lesión de rodilla, podríamos encontrar ejercicios de fortalecimiento como las sentadillas controladas, estocadas o ejercicios de equilibrios sobre una pierna. También es habitual usar aparatos de gimnasio como las bicicletas estáticas o la cinta de correr, que ayudan a mejorar la capacidad aeróbica.

Al igual que la fase anterior, el profesional determinará la secuencia de ejercicios a realizar en función de los avances de la lesión en la fase anterior, así cómo las metas individuales de cada paciente. En esta etapa se pueden seguir complementando los ejercicios con los tratamientos complementarios antes mencionados (electroterapia, masajes…).

 

Fase de Mantenimiento y Prevención

En esta última etapa de la rehabilitación se busca garantizar la estabilidad a largo plazo de la zona afectada, así como prevenir una posible recaída. Según la gravedad de la lesión, o incluso la disponibilidad del individuo para realizar esta fase en un centro especializado, es posible llevar a cabo esta fase en casa o en gimnasios, siempre con el seguimiento de un profesional.

Esta fase de la rehabilitación encontramos ejercicios de fortalecimiento, recomendados para mantener y mejorar la fuerza muscular, y proporcionar la estabilidad de las articulaciones.

Con tal de trabajar la fuerza y la flexibilidad, se recomienda mantener una rutina de estiramientos personalizada, así cómo ejercicios aeróbicos de intensidad moderada como caminar o nadar. Algunas actividades recomendadas de esta fase son el yoga o pilates. Además, esta etapa también se preocupa por buscar la corrección postural, esencial para prevenir las lesiones de la zona, además de garantizar una adecuada alineación del cuerpo.

 

Un proceso con resultados a largo plazo

Es importante comprender el por qué de cada fase de la rehabilitación, así cómo la duración del proceso. En ocasiones, especialmente durante la fase subaguda, es posible experimentar la sensación de estancamiento o de no lograr los resultados esperados. Sin embargo, es importante recordar que la rehabilitación es un proceso individual y cada lesión puede tener diferentes tiempos de recuperación.

Seguir las recomendaciones y pautas proporcionadas por los profesionales de la salud es fundamental. Te recomendamos mantener una comunicación abierta con ellos, ya que permitirán realizar los ajustes necesarios en el programa de rehabilitación, de acuerdo con las necesidades y progresos individuales. 

La rehabilitación es un gran desafío para todos los pacientes, pero con el apoyo adecuado y la dedicación personal, es solo cuestión de tiempo recuperar la vida activa previa a la lesión. En estos casos, recomendamos mantener una mentalidad positiva y tener confianza en el proceso, manteniendo la paciencia. 

Este enfoque será de gran ayuda, además de experimentar una sensación de superación personal más significativa. 

Recuerda que un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son la combinación perfecta para una recuperación exitosa. En Artrocare contamos con el mejor equipo experto para ayudarte a encontrar un tratamiento personalizado que una rehabilitación exitosa.